lunes, 22 de julio de 2013

El consenso europeo sobre el desarrollo: ¿coherente con la política internacional de las Naciones Unidas?

Por Nerea Azkona

Las Naciones Unidas ha promovido numerosos proyectos, planes y acuerdos para mejorar la situación de pobreza extrema (menos de un dólar al día) que arrastra a más de 1.000 millones de personas. Un ejemplo son los Objetivos de Desarrollo del Milenio, resultado de la reunión que convocaba a los representantes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre de 2000, que se llamó La Cumbre del Milenio y en la que se redactó la Declaración del Milenio.

La política comunitaria de cooperación para el desarrollo descrita en el Tratado de Lisboa se caracteriza por las llamadas tres “c”: complementariedad, ya que nos estamos refiriendo a un ámbito competencial compartido; coordinación, porque es una política trasversal que se supone que hay que tener en cuenta a la hora de aplicar otras políticas que puedan afectar a los países en desarrollo; y coherencia, entre los tres niveles de las administraciones: la política de la Unión y la de los Estados miembros deben estar en consonancia con lo acordado en Naciones Unidas.

El Tratado afirma explícitamente que la reducción y la erradicación de la pobreza son el objetivo principal de la política de la Unión en el ámbito de la cooperación para el desarrollo, y por ello la UE debe tenerlo en cuenta al aplicar las políticas que puedan afectar a los países en desarrollo. Esto requiere que dicha política posea entidad propia y no constituya un mero complemento de la Política Exterior y de Seguridad Común.

La cooperación para el desarrollo y la ayuda humanitaria son competencias compartidas paralelas, es decir la UE aplica una política propia y los Estados miembros pueden hacer lo mismo, evitándose así que la actuación de la UE sea un mero complemento de las políticas estatales.

El 20 de diciembre de 2005 los Presidentes de la Comisión, del Parlamento y del Consejo Europeos firmaron una Declaración de política de cooperación al desarrollo titulada Consenso Europeo sobre Desarrollo. No tiene valor jurídico vinculante pero la amplia coincidencia alcanzada le da fuerza política.

En él se define, como se apuntó en el Tratado de Lisboa, el marco de principios comunes en el que la UE y sus Estados aplicarán sus respectivas políticas de desarrollo con un espíritu de complementariedad:
  • Principio de eficacia de la ayuda.
  • Coordinación con los Estados miembros y los actores internacionales.
  • Coherencia de las políticas europeas con los objetivos del desarrollo.

Tiene el propósito de reformular las políticas de desarrollo de la UE para contribuir a erradicar la pobreza y construir un mundo más justo y pacífico. La Unión se implica de modo particular en la consecución de los ODM de las Naciones Unidas.

El Consenso Europeo sobre Desarrollo es una declaración que consta de dos partes.

La primera es la visión de la UE del desarrollo en la que se define los objetivos y principios comunes para la cooperación al desarrollo en las acciones de la UE y de los Estados miembros, que son: la asunción de las estrategias y la asociación; el diálogo político; la participación de la sociedad civil; la igualdad entre hombres y mujeres; y el compromiso constante para prevenir la fragilidad de los Estados (incluye el compromiso de aumentar el volumen y la calidad de la ayuda hasta el 0,7% del PIB comunitario hasta 2015).

La segunda parte está relacionada con la política de desarrollo de la UE y es donde se fija la forma de ejecutar la visión antes mencionada. Entre las actividades se destacan los siguientes ámbitos recalcados por las Naciones Unidas: el desarrollo humano; la democracia; y los derechos humanos.

Podemos decir que, en la dimensión discursiva, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) son los pilares del nuevo paradigma occidental de cooperación al desarrollo.

Esto es, dentro de las políticas de desarrollo en las dimensiones que hacen referencia a los discursos encontramos que las Naciones Unidas (Declaración del Milenio, ODM), la UE (Consenso Europeo del Desarrollo) mantienen una línea coherente en sus documentos.

La UE se “alinea” con estos principios. Sin embargo, ¿qué sucede en la implementación de las políticas de cooperación y con sus instrumentos de financiación? Pues que se olvidan de estos pilares y priman los acuerdos económicos y migratorios entre partes desequilibradas.


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