Pinceladas

A través de la serie "Pinceladas" pretendemos ofrecerles una serie de reflexiones sobre la(s) situación(es) de las mujeres en distintos lugares del mundo. Para ello hablaremos sobre el poder, sobre los derechos sexuales y reproductivos, sobre el impacto de los conflictos armados sobre las mujeres, entre otros temas que puedan resultarnos sugerentes y que despierten nuestros deseos de debatir y de reflexionar.


Lenguaje y sexismo, cuando las mujeres somos invisibles.

Por Angie Larenas
5/05/2014

Desde hace un par de semanas estoy realizando un curso on-line sobre liderazgo y motivación. En el curso la mayoría de quienes estudiamos somos mujeres (más de veinte mujeres y tres o cuatro hombres).

Pero en el material del curso pareciera que no existimos. La alusión permanente es a “el líder” o “los líderes”. Los ejemplos son marcadamente masculinos, y hasta donde he podido llegar (voy más o menos por la mitad) solo ha habido un párrafo donde algún teórico hace referencia a los beneficios del liderazgo femenino y otro donde explican si existen o no diferencias de liderazgo según el sexo.

Digo “algún teórico” porque, siguiendo la tónica del curso, me atrevo a pensar que la abrumadora mayoría de las personas citadas en las distintas clasificaciones, teorías y ejemplos utilizados son hombres. Aunque al mismo tiempo me niego a pensar que el mundo del liderazgo sea esencialmente masculino.

Hablando en términos del curso, me “desmotiva” el hecho de que nos introduzcan en los temas del liderazgo haciendo tan evidente el uso sexista del lenguaje. Estudiamos la importancia de cuestionar, crear, actuar, participar, democratizar, etc., para ejercer un liderazgo efectivo y generar motivación para el buen funcionamiento de las organizaciones. Sin embargo, en mi opinión, cada uno de esos términos pierde el peso de su significado si no se hace evidente que quienes ejercen ese liderazgo pueden ser hombres y mujeres. 

Es decir, ¿cómo cuestionar, crear, actuar, participar, democratizar, etc., invisibilizando?




Por esa razón, propongo tres recomendaciones para evitar un uso sexista del lenguaje en cursos como este, pero que quizás nos puedan servir en distintos momentos de nuestras vidas: 

- En vez de utilizar la expresión “el jefe”, “el líder”, “el motivador”, etc., utilizar “la persona que lidera”, “el jefe o la jefa”, “el o la motivadora”, “líder o lideresa”… existen múltiples combinaciones.

Llamar a las personas que citamos por su nombre y apellido, así no caemos en el androcentrismo de pensar que quienes piensan son hombres.

No decir “el hombre” cuando se hace referencia a toda la humanidad. Las mujeres también somos parte de, actoras sociales, sujetos…

Es importante atajar el lenguaje sexista para eliminar su carácter excluyente. No es tarea fácil. Nuestras estructuras mentales se resisten a la transformación (las mías, al menos). 

El lenguaje es fundamental para nuestra comunicación. Permea nuestra mente, nuestras actuaciones y sentimientos; incide en la manera en que percibimos el mundo. Por eso, si continuamos reproduciendo un lenguaje sexista ayudamos a perpetuar la invisibilidad de las mujeres.

Pero considero que pequeños pasos como las tres recomendaciones anteriores pueden marcar la diferencia entre la reproducción acrítica de este tipo de lenguaje y la conciencia de su existencia, que sería, podríamos decir, el primer paso.


Algunas guías de lenguaje no sexista (hay muchas más):
UNED 

Un as bajo la manga: el beneficio económico de la reforma de la ley del aborto.

Por Angie Larenas
25/02/2014

El Rebelde, un personaje en el libro “Las armas milagrosas” del escritor martiniqueño Aimé Césaire, decía:

Me acuerdo de un día de noviembre; no tenía seis meses [mi hijo] cuando el amo entró en la casucha fuliginosa como una luna de abril y palpó sus pequeños miembros musculosos, era un amo muy bueno, paseaba en una caricia sus dedos gruesos por la carita llena de hoyuelos. Sus ojos azules reían y su boca le decía cosas azucaradas: será una buena pieza, dijo mirándome, y decía otras cosas amables, el amo, que había que empezar temprano, que veinte años no eran demasiados para hacer un buen cristiano y un buen esclavo, buen súbdito y leal, un buen capataz, con la mirada viva y el brazo firme. Y aquel hombre especulaba sobre la cuna de mi hijo, una cuna de capataz.

El contexto es claramente la época de la esclavitud. Es, además -y aquí me gustaría detenerme-, una referencia a una forma de reducción de la humanidad: la utilización de las personas como herramientas para la obtención de beneficios económicos. 

En enero pasado hubo una noticia que me recordó a esta relación amo/a-esclavo/a de la obra de Césaire. La Cadena Ser tuvo acceso a la Memoria del impacto normativo de la reforma de la ley del aborto del Ministerio de Justicia del Estado español. En el artículo publicado subrayaban la confianza del gobierno en que el aumento de la natalidad que traerá consigo la reforma impactará positivamente sobre la economía. La Memoria habla del “impacto neto positivo por los beneficios esperados por el incremento de la natalidad”.

¿Pero dónde está la similitud con el pasaje de la obra de Césaire?

Suprimir el derecho al aborto obligará a ser madres a muchas mujeres. Pero, según el gobierno, esto puede ser beneficioso para la economía, tal y como era beneficioso para el sistema esclavista suprimir la libertad de las personas y reducir su humanidad a simples objetos.

No estoy diciendo que la reforma de la ley del aborto nos traerá algún nuevo tipo de esclavitud. Estoy diciendo que vivimos en un tipo de esclavitud. Una en la que prima la ley del dinero, porque no importa el coste que puedan tener las decisiones políticas para las personas si estas se pueden justificar con un alegre “beneficio económico”.

De este modo, el impacto económico positivo de la reforma de la ley se desliza como un elemento más que la justifica. En el fondo, se trata de crear, como decía Césaire “buenas piezas”, “buenos súbditos y leales”.


Derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y pugnas de poder.

Por Angie Larenas
13/01/2014

El 20 de diciembre se aprobó en el Consejo de Ministros del gobierno español el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada. Este Anteproyecto de Ley, de convertirse en ley, vendría a sustituir la actual Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.

Está bastante claro, y de ello se viene hablando desde antes de la aprobación del Anteproyecto de Ley, que la propuesta del gobierno precarizará la situación de desigualdad de las mujeres en el Estado español. Nos perpetúa como víctimas de la desigualdad y de la supuesta presión social en contra de la maternidad. Nos discrimina al tratarnos como víctimas. Nos criminaliza al prohibir. En el fondo, reduce nuestra capacidad de decidir sobre nuestro propio cuerpo

El discurso feminista subraya la importancia del cuerpo como territorio. Como señala Lilián Celiberti: “como territorio de poder, como territorio propio, como autonomía, como dominio y como liberación”.

Como territorio en disputa aún hoy el cuerpo de las mujeres se encuentra mediado por la presión de la moral religiosa, en nuestro caso, por la moral católica. Esta intenta homogeneizar una visión del cuerpo femenino en la que se sobredimensiona la maternidad como cualidad suprema y se rechaza la sexualidad como sujeto de pecado.

Dentro de este andamiaje ideológico, la supuesta inmoralidad del aborto, como bien señala Ferrajoli, refleja “…la posición expresada de manera emblemática por la religión católica: si un comportamiento es inmoral debe ser también prohibido por el brazo secular del derecho; si es un pecado debe ser también tratado como delito”. Se establece así la relación directa entre moral y derecho que vemos en el Anteproyecto de Ley del ministro de justicia.

Con los cambios propuestos el gobierno español resuelve la disputa sobre el cuerpo de las mujeres, de todas las mujeres, en beneficio de las demandas de la iglesia católica y los sectores más conservadores de su partido. Legitima la victimización, discriminación y criminalización de las mujeres estableciendo dónde está el poder y quiénes lo detentan.


Para mayor información



Onceavas pinceladas: ¡Se acercan las navidades! El mundo infantil, Monster High y la reproducción de estereotipos.



Por Angie Larenas
09/12/2013

Para aquellas personas que estamos cerca del mundo infantil femenino (porque sí, sigue existiendo un mundo infantil masculino y uno femenino, por más que una se empeñe en desdibujar las fronteras), “Las Monster” son merchandising de moda. Las muñecas Monster tienen un toque monstruoso: colores oscuros, dientes de vampiro, orejas de mujer-lobo, costuras a lo Frankestein, etc. Aquello que tradicionalmente era lo monstruoso, lo desagradable, aquí es lo destacable y lo deseable.

Monster High es una serie de TV ambientada en una escuela secundaria (también tiene sus películas). En Monster High están las y los Monsters, mientras que separados, en otras escuelas, están los Normis, que serían las personas “normales”. La idea general que atraviesa Monster High es la de la exaltación de la diferencia. El patito feo aquí ya no necesita convertirse en un cisne para ser aceptado. Se utiliza el discurso de la aceptación de la diversidad para resaltar que lo que se consideraba abominable ya no lo es y no tiene por qué serlo. 

Pero no se cambia el tipo de relaciones tradicionales entre mujeres y hombres a las que nos tiene tan acostumbradas la televisión: las chicas siguen necesitando la protección de los chicos, a pesar de que son tan o más poderosas que ellos; las chicas tienen que ser cuidadosísimas con su presencia y los chicos tienen que ser fuertes y musculosos; las chicas están permanentemente preocupadas por su estilo “divino de la muerte”; las chicas son todas altas, con unas piernas larguísimas, un cuerpo “perfectamente” formado y unos rostros con horas de dedicación al maquillaje.

Cuando te insertas en el contenido real de Monster High puedes entrever la reproducción de los estereotipos sexuales tradicionales y la exaltación del consumo como piedra angular de las relaciones sociales. En este contexto, la utilización del discurso de la aceptación de la diversidad pierde su contenido revolucionario. No se produce un cambio en el tipo de relaciones que se tejen al interior de la historia. O lo que es lo mismo, cambia el envoltorio para hacer de Monster High un producto vendible novedoso, pero no el contenido real de las relaciones sociales que muestra. Por lo tanto, la diversidad es ilusoria y se convierte en un discurso vacío… vaciado.

Los juegos y los juguetes son definitorios en la formación de la personalidad de niñas y niños. Son parte relevante dentro proceso de socialización de las personas. Por tanto, el consumo de productos sexistas pauta conductas sexistas. Y estos elementos son parte de la educación que proporcionamos.

Monster High es un ejemplo donde pudiera haber miles; desde a quién van dirigidas las páginas rosas en las revistas de juguetes, las imágenes publicitarias más agresivas en los “juguetes masculinos”, hasta “el coche para el niño y el bebé para la niña” en la decisión de comprar un juguete. La reproducción de estereotipos sexistas limita las oportunidades de aquellos a quienes estereotipa. De modo que, este tipo de consumo está limitando la capacidad de nuestras niñas y niños de conducirse como iguales.

Junto al ambiente educativo y familiar, los medios de comunicación son centrales en la reproducción de estas prácticas (potenciación y consumo). Y las propuestas en este sentido deberían avanzar en concordancia con la sociedad igual que pretendemos construir… sobre todo pensando en nuestras niñas y nuestros niños.


Para profundizar ver:

María del Carmen Martínez Reina y Manuel Vélez Cea, “Actitud en niños y adultos sobre los estereotipos de género en juguetes infantiles”




Décimas pinceladas: Sobre violencia estructural en el “Día internacional de la eliminación de la violencia hacia las mujeres”

Por Angie Larenas
24/11/2013

En 1955 Rosa Parks (Montgomery, EEUU) se cansó de vivir la humillación a que se veía sometida cada día en el espacio público y decidió transgredir las normas establecidas: no cedió el asiento a un hombre blanco en el autobús, tal y como “debió” haber hecho. Ese día Rosa Parks optó por la confrontación. Pasó una noche en prisión, pagó una multa, pero continuó. 

Rosa Parks fue consciente de su situación, se movilizó y se esforzó por cambiar las normas de la segregación racial. Al desafiarlas, Rosa Parks demostró que esas normas no eran naturales aunque lo parecieran.

La acción de Rosa Parks es, en mi opinión, un ejemplo de la lucha por la eliminación de la violencia hacia las mujeres (sin desmerecer el impacto directo que tuvo en el impulso del movimiento por los derechos civiles en EEUU). Un tipo de violencia que no necesariamente atenta contra la integridad física, no, porque la violencia tiene manifestaciones diversas.

Me refiero a la violencia estructural. Aquella que tiene su fundamento en el funcionamiento de las estructuras de la sociedad, las que fuerzan a las personas y limitan su capacidad de auto-realización. La pobreza, la desigualdad social, el racismo, el sexismo, etc., son fenómenos sociales que emanan del funcionamiento de las estructuras. Se trata de procesos interrelacionados e interdependientes, producto de la agencia humana.

¿Por qué esa violencia tiene formas específicas en relación con las mujeres?

La violencia estructural no impacta por igual a mujeres y hombres. Hemos construido el mundo social sobre relaciones desiguales: desigualdad en el acceso a los recursos, discriminaciones múltiples, segregaciones, etc. Las relaciones de género desiguales están en la base del funcionamiento y de la reproducción de las estructuras. Por lo tanto, las condiciones desiguales en que mujeres y hombres accedemos al mundo social hace que sea insuficiente –aunque necesaria- la lucha contra la violencia física. Hay que ir más lejos.

Superar la situación de violencia estructural en la que vivimos no es sencillo. Pasa por:

  • Reconocer la existencia de las estructuras que nos constriñen: desnaturalizarlas.
  • Tener claridad sobre las condiciones de explotación a que nos somete el sistema patriarcal: tomar conciencia.
  • Actuar, como hizo Rosa Parks: confrontar, movilizar, conscientizar.

Si no se eliminan las raíces profundas de la violencia, la violencia persiste y se reproduce. Hay que buscar esas raíces, lo que implica una visión crítica del mundo en que vivimos.



Novenas pinceladas: Las mujeres y el acceso a la educación.

Por Angie Larenas
4/11/2013

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Artículo 26, la educación es un derecho. Por ello se señala que: 
  • Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental…
  • La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales

Sin embargo, en el mundo existen millones personas sin acceso a la educación. Y la dificultad para llegar a ella ha tenido y tiene un claro componente de género.

Por ejemplo: 


Renate Schüssler, en 2007, escribía que en Perú el 17 % de las mujeres es analfabeta, frente al 6% de los hombres. Esta proporción se eleva en zonas rurales y pobres. Pero la exclusión la viven, sobre todo, las mujeres de los pueblos autóctonos y que tienen una lengua distinta al español.

- En Haití, para el año 2012, la población de mujeres con al menos la educación secundaria terminada era del 22,5 %, mientras que la de hombres era el 36,3%. Es bastante subrayable la diferencia con el resto de América Latina y el Caribe, donde 49,8% de las mujeres y el 51,1% de los hombres tenía la educación secundaria concluida.

- En Afganistán, según cifras del Ministerio de Educación afgano citadas por Humaira Haqmalen 2012 8,39 millones de niños y niñas iban a la escuela, de ellos el 39% eran chicas y 61% chicos

Independientemente de las diferencias de los ejemplos expuestos, de los matices que puedan acompañar a las cifras, está claro que la violación del derecho básico a la educación tiene un impacto diferenciado según el sexo.

En este sentido es importante destacar la relevancia del enfoque de género en la educación. Esto quiere decir que en las políticas relativas a este tema debería ser imprescindible tener en cuenta la diversidad de elementos que permiten la reproducción de las desigualdades de género.

Se trata de elementos tales como la pobreza, la cultura, la discriminación, el racismo, la segregación, la inseguridad, el machismo.

Un objetivo claro en materia educativa sería enseñar para superar el sistema de relaciones humanas jerarquizado y masculinizado en el que nos hemos educado y en el que educamos


Para profundizar:



Octavas pinceladas: Las mujeres y la construcción de la paz.


Por Angie Larenas

23/09/2013



El Observatorio de Conflictos y Construcción de Paz, de la Escola de Cultura de Pau (Universidad de Barcelona) recogía, para agosto de este año, el deterioro de la paz en distintas regiones del mundo: Afganistán, Turquestán Oriental (China), Egipto, Líbano, República Centroafricana, Siria y Sudán (Darfur). 



El mapa que elabora el Observatorio incluye tanto las regiones donde se ha ido deteriorando la situación, como aquellas regiones en alerta o en las que ha habido avances en materia de construcción de la paz.

Dentro de este mapa existe una diferenciación en cuanto a la participación de mujeres y hombres en los conflictos violentos y en la construcción de la paz. Diferenciación que cada vez es tenida más en cuenta gracias al empuje del feminismo y su insistencia en la necesidad de visibilizar a las mujeres y a las formas específicas de violencia que se ejerce en su contra.

De este modo:

- Cuando hablo de formas específicas de violencia me refiero a la violencia dirigida específicamente a las mujeres por razones de género. Se trata de un continuum de violencia que transita entre la paz y el conflicto armado con formas más radicales en este último. La violencia sexual como arma de guerra es un ejemplo.




- En tiempos de conflicto armado se produce una invisibilización de las mujeres como actoras de la violencia, teniendo en cuenta solo su carácter de víctimas y su vulnerabilidad. Este tipo de invisibilización es peligrosa por cuanto naturaliza la idea mujeres-víctimas-necesitadas-de-protección, lo que oscurece su participación en los conflictos y sus aportes en la construcción de la paz.


Guerrilleras, Colombia
Fuente: Semana


- En los procesos de construcción de la paz las mujeres suelen tener un rol protagónico, pero desde el anonimato. Son escasamente tomadas en cuenta en las negociaciones y en la toma de decisiones. La relación que se produce entre mujeres-paz no es la extensión de un rol innato de cuidadoras-protectoras: es activismo político.

Barrido de las calles de la ciudad en ruinas, Rusia/Chechenia, Grozny, 06/1995
Eric Bouvet


Con estas líneas lo que planteo es que tal y como se producen roles de subordinación de las mujeres en tiempos de relativa calma, en contextos de conflicto armado y de construcción de la paz existe una subordinación de las mujeres al papel protagónico jugado por los hombres. 

Esta subordinación hace que la imagen de la participación de las mujeres sea una imagen plana, sin matices, cuando la realidad apunta a que la participación es diversa, dispar, llena de relieves, y como tal es preciso tenerla en cuenta.




Séptimas pinceladas: La violencia sexual como arma. El ejemplo de la Plaza Tahrir en Egipto.

Por Angie Larenas
15/7/2013

En el año 2000 el Consejo de Seguridad de la ONU lanzó la primera Resolución donde aparece el tema de género. La Resolución 1325 surgió a causa de la presión del movimiento feminista por la discriminación y la vulneración de los derechos de las mujeres en procesos de conflicto armado.

Como bien es sabido, las resoluciones del Consejo de Seguridad tienen carácter vinculante y constituyen el marco para las actuaciones internacionales en materia de resolución de conflictos. Pero ¿por qué es tan importante que se redacten resoluciones específicas en materia de protección de los derechos humanos de las mujeres?

Un ejemplo bastante actual lo tenemos en Egipto. En las protestas ocurridas en los días alrededor del 30 de junio pasado. Se ha documentado la utilización de ataques sexuales como arma para castigar a las mujeres por su participación en las concentraciones de la Plaza Tahrir, y para disuadir a otras de que lo hagan. En el fondo, se trata de utilizar el abuso, el acoso y la violación sexual para infundir el miedo. Es, además, una forma de escarmentar a aquellas mujeres que “osan” ocupar el espacio público.

A continuación podemos ver un video preparado por Human Rights Watch (subtitulado en inglés) y publicado el 2 de julio sobre este mismo tema.



Estos sucesos en Egipto podrían considerarse como hechos aislados, pero no lo son. La desigualdad a la que nos vemos sometidas las mujeres dentro del sistema patriarcal permite que la violencia hacia nosotras sea un hecho extendido y en gran medida aceptado. La diferencia en un contexto de conflicto es que esa violencia aflora de la manera más extrema. Este es un ejemplo, pero hay otros ampliamente documentados, como en los conflictos armados de la RDCColombiaBosnia

En el fondo, la violencia sexual, y la violación como arma de guerra, son la continuación de una situación de violencia estructural amparada en la desigualdad, la discriminación y el machismo.


Por eso vuelvo a la Resolución 1325 y remarco la importancia de los tres niveles en los que el Consejo de Seguridad de la ONU subrayó que es preciso enfatizar para subvertir esta realidad: la prevención, la protección y la participación de las mujeres. Por eso es tan importante que las egipcias continúen ocupando la Plaza Tahrir.


Sextas pinceladas: La lucha de las mujeres por la defensa de sus recursos en Barillas, Guatemala.

Por Angie Larenas
17/06/2013

Uno de los efectos de la implantación de empresas transnacionales (ETN) es la impunidad con la que operan en aquellos territorios en los que se establecen. Bajo el amparo de “la ley del más fuerte” y con el apoyo de quienes detentan el poder, interrumpen el decursar de la vida de las comunidades con importantes consecuencias para sus pobladoras/es.

Hidralia Energía (Hidro Santa Cruz en Guatemala) es una empresa española que planea construir una hidroeléctrica en el municipio de Santa Cruz Barillas, en Huehuetenango, Guatemala. Desde el comienzo de la implantación, en 2007, la ETN se topó con el rechazo de las comunidades de la zona, que vieron cómo la planificación de la hidroeléctrica impactaría negativamente sobre su subsistencia, sus recursos naturales y culturales.

Desde esa fecha se ha producido un aumento de la conflictividad en la región debido a la tensión entre la ETN y las comunidades. La empresa ha recibido la protección de las autoridades. En 2012 el gobierno central de Guatemala declaró el estado de sitio en la localidad, con la consecuente militarización de la zona. Se ha criminalizado, perseguido, encarcelado e incluso asesinado a líderes indígenas.

Fuente: Foto de Simone Dalmasso. Tomada de http://www.plazapublica.com.gt


En este contexto de represión los derechos de las mujeres que se resisten a la ocupación de su territorio por parte de la ETN se ven sistemáticamente vulnerados. Solo por ejemplificar menciono cuatro:

- Derecho a elegir: la libertad de elegir si aceptan o no la implantación de una hidroeléctrica se ha visto coartada ante la negativa del gobierno central de dar marcha atrás a la planificación de la central, y ante la negativa de la empresa de retirarse, a pesar de la resistencia de la población.

- Derecho a una vida digna: vivir en equilibrio con la naturaleza es parte del derecho de estas comunidades a vivir dignamente. La sustracción de sus recursos limita su acceso al bienestar, lo que redunda doblemente sobre los hombros de las mujeres, que se encargan tanto de labores productivas como de las reproductivas.

- Derecho a una cultura propia: el gobierno central guatemalteco vulnera el derecho de estas mujeres a defender su identidad y a vivir libres de discriminación por razones de origen, color de la piel, lengua, etc. Al establecer el estado de sitio, militarizar la zona, y proteger los intereses de la ETN por encima de los derechos de sus ciudadanas y ciudadanos, lo que hace es demostrar su desinterés sobre el modo de vida de las comunidades a las que se están usurpando sus recursos. 

- Derecho a una vida libre de violencia: el gobierno central guatemalteco ha procedido a la persecución, criminalización y agresión de aquellas líderes que encabezan la resistencia a la implantación del plan hidroeléctrico. Se han producido agresiones físicas, verbales y sexuales por parte de los militares y cuerpos de seguridad de la empresa hacia estas mujeres y su entorno. Se las incluye en listas negras, y se hostiga a sus familias.

La historia de Hidralia Energía en Barillas es solo una historia más entre otras tantas que demuestra la vulneración de derechos humanos relacionados con las ETN. Pero los ejemplos son numerosos, desde las condiciones de trabajo en las empresas textiles donde la mayoría de la mano de obra es femenina, precaria y semiesclava (sí, de esa ropa que compramos y usamos), hasta la privatización de servicios públicos que incide directamente sobre la carga de trabajo de las mujeres. En todos estos casos las condiciones que genera la implantación de las ETN sobre las regiones donde se asientan son un ejemplo del predominio del valor del dinero sobre el valor de las personas.


Nota: Un testimonio de la lucha de las mujeres por sus recursos en Barillas, Huhuetenango, fue expuesto por Hermelinda Simón en el Tribunal de Derechos de las Mujeres en Bilbao, el pasado 8 de junio.

Para mayor información ver:Derechos humanos de las mujeres en Guatemala 
El proyecto de una firma gallega desata unacruenta represión en Guatemala
Homicidios y secuestros en protestas contra laempresa española Hidralia en Guatemala
Multinacionales, impactos y desigualdades degénero
Observatorio de Multinacionales en América Latina



Quintas pinceladas: La discriminación de las mujeres en el mundo del trabajo. Una mirada al Estado español.

Por Angie Larenas
1/05/2013

Con más de 6 millones de personas sin empleo el 1 de mayo no se puede considerar una conmemoración cualquiera. Por eso no hemos querido dejar pasar esta fecha sin realizar dos entradas especiales.

El impacto sobre los derechos de las y los trabajadores resulta palpable en cada decisión del gobierno central y en la manera en que la mayoría de los gobiernos autonómicos secundan esas decisiones. El Estado de Bienestar se contrae, se achica, se ablanda… y con este solapamiento se amplían las consecuencias negativas sobre la vida de la ciudadanía.

En materia de igualdad entre mujeres y hombres, estas decisiones constituyen un retroceso y un desconocimiento sobre el acceso desigual de las mujeres al mundo del empleo y su alcance sobre el funcionamiento de la sociedad.

Los recortes en los servicios, implican que, por ejemplo, en el plano de los cuidados sean las mujeres quienes tengan una carga mayor sobre el cuidado de niñas y niños, adultos mayores y personas en situación de dependencia. Lo que conlleva que las mujeres insertas en el mercado laboral tengan que soportar la doble carga del trabajo productivo y reproductivo, y de que para aquellas mujeres no insertas en el mercado laboral se dificulte su entrada por la falta de garantías del Estado en materia de conciliaciones.

Por otra parte, el mercado de trabajo penaliza a las mujeres solo por el hecho de serlo. A continuación podemos ver algunos datos interesantes relacionados con la brecha salarial entre hombres y mujeres:

  • Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial 2010, la ganancia media de los hombres (25.479,74 euros) era mayor que la de las mujeres (19.735.22). Esto equivale a que, en términos generales, el salario promedio anual femenino constituía solo el 77,5% del masculino.
  • En el mismo año el número de mujeres que ganaron menos de 14.500 euros fue mayor que el número de hombres. En cada nivel salarial el número de mujeres siempre fue inferior al de hombres con ese mismo salario.
  • Los tipos de empleo que presentaron un mayor porcentaje de desigualdad salarial fueron los puestos de responsabilidad. En términos generales las mujeres cobran un 25,9% de media menos que en los puestos de baja responsabilidad (12,9%).
  • Respecto al nivel de estudios, se pone de manifiesto que la diferencia aumenta conforme la preparación del empleado es mayor. Así, mientras el porcentaje de la diferencia en personas sin estudios o con educación secundaria es del 17,7% y del 25,3%, respectivamente, esta cifra es mayor en el caso de personas con una titulación de formación profesional de grado superior (26,7%) o con licenciatura universitaria o doctorado (30,3%).
Apunto estos datos sobre la diferencia salarial porque constituye una forma de discriminación y desigualdad laboral con amplias repercusiones. Por poner un ejemplo: un salario menor implica una pensión más baja, lo que a la larga significa que las mujeres mayores de 65 años tienen mayor riesgo de caer en la pobreza que los hombres de la misma edad.

Sin embargo, la brecha salarial es solo un ejemplo más de la discriminación de las mujeres en el mundo laboral. La dificultad para acceder a puestos con mejores remuneraciones, las características de los empleos feminizados, la discriminación de la maternidad, la calidad y el uso del tiempo libre, son también otros ejemplos de la discriminación de las mujeres en el ámbito laboral que no debemos dejar pasar por alto en un día como hoy.

Para mayor información ver:
“Determinantes de la Brecha Salarial de Género en España”. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y Consejo Superior de Cámaras.
Instituto Nacional de Estadística

Cuartas pinceladas: Revolución y mujeres en Cuba.

Por Angie Larenas
8/04/2013

Hace algún tiempo me vengo preguntando sobre la existencia o no de un movimiento feminista en Cuba. Algunas evidencias he encontrado sobre agrupaciones de mujeres que actualmente trabajan de manera independiente y algunas tesis tengo sobre el tema. Pero para comprender esta realidad y la(s) situación(es) de las mujeres en el país, hay que ir un poco más atrás.

Es de sobra conocido que la revolución de 1959 significó un punto de ruptura en la historia cubana. Antes del triunfo revolucionario existía un movimiento feminista, cuya evidencia está recopilada en investigaciones de historiadores e historiadoras que se han dedicado a seguir las huellas de la lucha por la resistencia y la liberación de las mujeres en Cuba (ver: http://feminismocuba.blogspot.com.es/). De hecho, hace pocos días, el 1 de abril, se conmemoraba el 90 aniversario del Primer Congreso Nacional de Mujeres de Cuba. Uno de los temas principales del Congreso, como era de esperar en 1923, era el del sufragio femenino.

Considero que el movimiento de mujeres, del que formó parte ese Primer Congreso, se convirtió en la base social para los cambios tan profundos que traería el impuso revolucionario de 1959 en relación con las mujeres. Temas relacionados con la incorporación de las mujeres al mercado laboral, la familia, la igualdad de derechos, etc., fueron incorporados a los cambios revolucionarios que se sucedieron en Cuba en la década de 1960. Sin embargo, fue la misma revolución, con su amplitud y profundidad, la que sentenciaría al movimiento feminista cubano.

Me explico. Con el triunfo de la revolución se produjo un proceso de reinstitucionalización de las organizaciones de la sociedad civil, el que desembocaría en un partido político único, una organización universitaria única, una organización de jóvenes única… y una organización de mujeres única: la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fundada en 1960. Se suponía que cualquier demanda femenina, feminista, de mujeres, debía ser canalizada a través de las instancias oficiales de la FMC. Como dato decir que la FMC estuvo dirigida por la misma persona, Vilma Espín, desde su fundación y hasta la muerte de esta en 2007.

La FMC pudo ser muy revolucionaria en sus inicios, como lo fue también la revolución antes de convertirse en La Revolución Cubana. Pero con el paso del tiempo, la falta de cambios, la rigidez institucional, la implantación del pensamiento único, la FMC se convirtió en una organización tradicional y conservadora.

Y más allá de la FMC, la propia institucionalización de los cambios sociales ha fracasado al no revertir la situación de desventaja social de las mujeres en Cuba a 54 años de la revolución. Porque los cambios fueron, sobre todo, de organización, pero no de mentalidad. Por poner solo un ejemplo, la incorporación de las mujeres al mercado laboral tuvo muchos significados positivos, pero no significó la incorporación de los hombres al trabajo reproductivo, que continuó y continúa en manos de las mujeres.

Antes de la crisis de principios de la década de 1990 Cuba contaba con una red de escuelas infantiles y de centros para personas adultas que matizaba esta realidad. Pero la crisis puso en evidencia una problemática que no había desaparecido y que se agudiza por el proceso de envejecimiento poblacional. El tema del trabajo reproductivo continúa sin apreciarse en su justa medida más que por los y las especialistas que se implican en su denuncia.

Algo similar ocurre con la violencia hacia las mujeres. Siempre recuerdo un dicho muy común en Cuba: “entre marido y mujer, nadie se puede meter”… La cultura del silencio impera. También en materia de violencia machista.

Más información en:


Terceras Pinceladas: El trabajo reproductivo. Una asignatura pendiente para el Estado español.

Por Angie Larenas 
11/03/2013

Uno de los ámbitos de lucha más importantes de las mujeres es aquel relacionado con el reconocimiento de la centralidad del trabajo reproductivo. Se destaca que este tipo de trabajo es tan importante como el trabajo productivo -de bienes y servicios- para la reproducción de las sociedades, y como tal debe ser debidamente visibilizado y valorado. 

El trabajo reproductivo es aquel trabajo tradicionalmente no remunerado y que comprende las actividades de cuidado de personas mayores, personas dependientes, y de niños y niñas, así como las tareas habitualmente entendidas como trabajo doméstico. Un tipo de trabajo históricamente realizado por mujeres de manera gratuita. 

¿Pero qué pasa cuando este trabajo gratuito se convierte en trabajo remunerado? Los hechos demuestran que continúa siendo un trabajo feminizado e infravalorado. De ahí la importancia que tiene el poner en su justo lugar el trabajo reproductivo, y sobre todo, a aquellas trabajadoras de hogar que cubren las labores de cuidado que el Estado de Bienestar, en retirada, no es capaz o no ha querido ser capaz de asumir. 

Si evaluamos el tema del trabajo reproductivo bajo el prisma de la igualdad, la realidad indica que este tipo de trabajo, ya sea de manera gratuita o remunerada, continúa siendo un trabajo feminizado. La creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la incidencia del discurso de la igualdad no han sido suficientes para que en el Estado español las labores domésticas y de cuidado se repartan de manera equitativa entre mujeres y hombres. 

En este contexto, fuera del marco de las discusiones feministas y de los estudios de género, no se ha desarrollado un debate profundo sobre la importancia del trabajo reproductivo. Hace solo un año se aprobó una nueva normativa relacionada con el trabajo de hogar, la que ha dado nuevas coberturas en seguridad social, y que regula las condiciones laborales de las trabajadoras. Pero con importantes carencias. 

Por un lado, ¿cómo revalorizar el trabajo de hogar si sigue siendo considerado un trabajo de segunda? Por ejemplo, la ley no contempla para las trabajadoras de hogar el derecho a prestaciones por desempleo; una determinación que precariza el trabajo de hogar desde la propia legislación. 

Por otra parte, la nueva normativa no ha sido tomada con la merecida seriedad por las propias autoridades. Antes de que transcurriera un año de su puesta en marcha ya se realizaba su primera revisión –apresurada, según la visión de las expertas-. Uno de sus puntos, la reducción de los tramos de cotización, está claramente enfocado a cubrir los objetivos recaudatorios del Estado, más que a beneficiar a las trabajadoras de hogar. El resultado esperado de esta modificación es que las trabajadoras contratadas tendrán que pagar alrededor de tres cuartas partes más de lo que pagaban a la seguridad social, con lo que un aumento de cuotas significa para un salario ya precario e insuficiente. 

En resumen, considero que el reconocimiento de los derechos del sector del trabajo de hogar pasa por una revalorización de lo que el trabajo de hogar significa para la reproducción de la sociedad. La propia posibilidad de existencia del trabajo productivo depende de las capacidades de las familias para gestionar el trabajo de hogar. Por esta razón, porque no se trata de elementos disociados, el Estado tendría que tener una mayor responsabilidad, sobre todo con lo que a tareas de cuidado se refiere. ¿Hasta cuándo el peso del trabajo reproductivo seguirá cayendo sobre los hombros de trabajadoras precarias, infravaloradas e invisibilizadas, sobre los hombros de las mujeres? Esta, creo que es una pregunta de justicia social. 

Para mayor información ver: 


Segundas Pinceladas: América Latina y el derecho a decidir. El caso de El Salvador.

Por Angie Larenas
11/02/2013

En América Latina hay cinco países en los que existe una prohibición absoluta a la interrupción del embarazo: Chile, Honduras, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana. De estos cinco países es en El Salvador donde se dan las peores condiciones para las mujeres que se encuentran bajo la sospecha de una interrupción.

Hace casi un año la Colectiva de Mujeres para el Desarrollo Local, en representación de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico, en alianza con el Centro de Derechos Reproductivos, demandó al Estado salvadoreño ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por el caso de una mujer acusada de homicidio y condenada a 30 años de prisión.

La mujer, de nombre Manuela, acudió a un hospital a causa de una hemorragia vaginal. Los médicos la trataron como si se hubiese provocado un aborto e inmediatamente la denunciaron a la policía. Estando en prisión se supo que desde hacía varios años sufría un cáncer linfático, el que provocó la hemorragia vaginal y más tarde su muerte.

La Colectiva de Mujeres alegó que por prohibirse de manera absoluta la interrupción del embarazo de Manuela se vulneraron sus derechos a:
  • La vida. 
  • La integridad personal. 
  • La libertad. 
  • Su derecho a estar libre de tratos crueles, inhumanos y degradantes. 
  • Su derecho a un juicio justo y a protección judicial. 
  • Su derecho a la igualdad y a no ser discriminada. 
  • Su derecho a no ser violentada sobre la base de estereotipos de género. 
  • Su derecho a que el personal médico respetara el secreto profesional. 
Organizaciones feministas salvadoreñas vienen denunciando desde hace algunos años que las urgencias de los hospitales públicos se han convertido en parte del camino a la prisión para las mujeres bajo sospecha de haber interrumpido un embarazo. Sobre todo porque existe una liviandad para trastocar la sospecha en culpabilidad.

En este punto se conjugan factores que empeoran la situación en que las mujeres se enfrentan a la justicia: los prejuicios de clase, los prejuicios raciales y los prejuicios de género. La conjugación de estas tres dimensiones es un elemento más de la violencia estructural que pervive en las sociedades modernas y que incide diferenciadamente en dependencia de si eres hombre o mujer.

El caso de Manuela representa el caso de una mujer que hubiera podido vivir si hubiese tenido las garantías dentro de un marco de desarrollo humano que ofreciese más y mejores oportunidades a las personas. Su caso ilustra, además, un elemento clave en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres: la importancia y la necesidad de que reconozcamos y defendamos nuestros cuerpos como espacios de poder, como territorios. De ahí la importancia del derecho a decidir.

Para más información sobre el derecho a decidir en América Latina:


Primeras pinceladas sobre la situación de las mujeres en el mundo.

Por Angie Larenas
13/01/2013

Durante 2012 hemos escuchado numerosas noticias relacionadas con la situación de las mujeres en distintos lugares del mundo.

En América Latina se ha vivido una extensión y quizás radicalización del movimiento feminista. Lo más notable han sido las acciones a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. En países como Chile, donde el debate público sobre la interrupción voluntaria del embarazo es prácticamente inexistente, donde el conservadurismo católico (y no católico) se defiende como la única opción válida para la gestión de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres, parece haber un salto hacia una confrontación con las estructuras de poder. Un salto tanto cualitativo como cuantitativo en función de la defensa de los derechos de las mujeres.

En India hemos estado viendo una situación similar durante el mes de diciembre. A raíz de la violación y asesinato de una mujer en Nueva Delhi, se han venido realizando múltiples concentraciones y manifestaciones que piden por mayor seguridad y por una mayor seriedad para tratar los temas relacionados con la violencia hacia las mujeres.

Por otro lado, UNICEF India señala que la vida de millones de mujeres se ha perdido por los infanticidios y por abortos decididos al saber que el feto es mujer. Sin entrar en disquisiciones sobre el libre derecho a la interrupción del embarazo, interrumpir uno por el hecho de que el feto sea mujer indica una clara voluntad a poner fin a un embarazo por el simple hecho de que la vida de una mujer carece de valor. Una práctica que no indica la autonomía de una mujer sobre su cuerpo, sino todo lo contrario: la subyugación de su autonomía a la presión social y cultural ejercida por el patriarcado.

Vivimos en un sistema internacional jerarquizado, masculinizado y militarizado, tal y como Ken Booth lo califica en el libro “Critical Security Studies and World Politics”. Pero también es un sistema internacional globalizado, lo que pone en nuestras manos herramientas para apoyar una mayor presencia de las mujeres en el espacio público. Para denunciar las vulnerabilidades y las vulneraciones de derechos. Por ello remarco la importancia de la información que podamos tener de Chile, de India, o de cualquier región. Y de ahí que he querido comenzar este 2013 con las primeras pinceladas sobre la situación de las mujeres en el mundo.

Para profundizar:
Booth, Ken (2005). Critical Security Studies and World Politics. Prefacio.
Campos, Beatriz (2010). "El feticidio e infanticidio femeninos", Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, nº 3.

2 comentarios:

  1. Retomando el tema del derecho a decidir, en México desde que se despenalizó en la capital del país (2007), diversas organizaciones civiles en su mayoría ligadas a la Iglesia Católica, han hecho mucho hincapié en la penalización de la interrupción del embarazo y ciertamente en algunas regiones de la república mexicana han echado para atrás la ley que despenaliza el aborto. Por su parte, la iglesia ha sido fuerza fundamental que ha empujado a la esfera política y gracias a las estrechas relaciones que mantienen con ellos, se han metido hasta la cocina en donde se toman las decisiones. La relación entre política y religión en un país casi católico en su totalidad es fundamental, sobre todo siendo conscientes de que todo el tiempo hay elecciones y la Iglesia tiene demasiado poder sobre la gente y no es sorprendente ver como intervienen en comicios, fomentado el voto de castigo para candidatos de izquierda. Durante la gestión del ex-presidente Felipe Calderón, el conservadurismo en las instituciones mexicanas se hizo más agudo y recalcitrante. El resultado: un país sumido en valores decimonónicos en cuanto a salud sexual y reproductiva. Hoy en día, con la nueva gestión de Enrique Peña Nieto, a pesar de pertenecer a otro partido político,las políticas públicas relacionadas con el derecho a decidir de las mujeres mexicanas, se ven amenazadas tomando en cuenta la estrecha relación que el Estado Mexicano tiene con el Vaticano. Sin parecer fatalista, parece que en unos años México se unirá a los cinco países donde el aborto es un crimen por donde quiera que se le mira.

    Hugo E. Martínez
    Antropólogo Social

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    1. El tema de las relaciones entre iglesia católica y Estado merecerían una Serie aparte. Yo creo que con el tema de la interrupción del embarazo es donde más clara se ve la presión que ejerce la jerarquía católica, y el poder que tiene. Aquí mismo, en el Estado español, lo estamos viendo ahora con la reforma que se está planteando el gobierno, y que parece que va a significar un retroceso de 30 años en cuanto a derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
      Sin embargo, no hace falta un gobierno conservador para demostrar lo permeables que es la política a la presión de la religión: en El Salvador es el FMLN quien está en el poder.
      Espero que en México sean más sensatos y que no se cumpla tu predicción.
      Gracias por tus aportes.
      Un saludo.
      Angie

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