domingo, 28 de abril de 2013

#ahoravasylotuiteas


Por Nerea Azkona 

Desde que nos hemos embarcado en esta aventura empresarial de la consultora en ciencias sociales nos estamos aventurando en la web 2.0, ya que el emprendimiento, en los tiempos que corren, va de la mano de las redes sociales, las aplicaciones, las nubes, los posicionamientos y un largo etcétera digital, con el que estoy empezando a medio encariñarme (¡qué remedio!). 

He titulado este post con la típica frase de José Mota (humorista) “ahora vas y lo cascas” en idioma tuitero versión 2.0, claro, ya que el tema de la entrada versa sobre la difusión científica en la red, sobre todo la relativa a las ciencias sociales, y más en concreto la nuestra. 

Dice Miquel Duran, profesor del MOOC Investigación científica 2.0.1: procesos clave en una sociedad digital que se encuentra en la plataforma Miríada X, que en la actualidad las personas somos “nosotras y nuestras circunstancias digitales”. Dentro de éstas se encuentran las redes sociales en las que participamos y nuestro blog, herramientas que utilizamos como modo de difusión de nuestras investigaciones, ideas, reflexiones e historias varias. 

Nosotras, como Azkorenas, lo estamos viviendo con nuestro perfil en las redes sociales de Facebook y Google+ y con este espacio que comenzamos a finales de noviembre del año pasado. A esto hay que añadir nuestros perfiles personales en estas redes sociales, además de los de LinkedIn, Academia.edu, Twitter y un largo etcétera de cuentas y perfiles que hay que mantener activos y en los que hay que participar. 

Pues bien, tengo que confesar que no me da la vida para difundir tanta ciencia en tantas redes. Además no sólo difundimos, también hay que posicionarse en la web. 

Cuanto más me inserto en el mundo 2.0 más cuenta me doy de lo útil que es poner un/a community manager en tu vida. Pero, como estamos en un tiempo en el que o nos reinventamos o morimos (sobre todo si nos referimos al mundo virtual/digital) desde hace meses además de investigadoras emprendedoras, tesistas, bloggeras, articulistas y congresistas, ahora somos tuiteras (@galmena_82 y @angieala), facebookeras (aquí sí que me muevo como pez en el agua), googelerasplus (yo lo intento pero cero feedback en esta red) y linkedIneras (cada vez tengo más contactos pero me da la impresión de que absolutamente nadie (menos Angie, claro) lee lo que pongo en las actualizaciones de esta red social… aunque no pierdo la esperanza, igual un día recibo un comentario, quién sabe). 

¿Qué ha cambiado? Pues que teníamos que dar el salto a la difusión digital, ya que tiene un montón de ventajas respecto a la tradicional. Comenzamos andando a ciegas, pero hace un mes decidí poner nombre a un montón de intuiciones que rondaban en mi cabeza: acciones, redes, aplicaciones… que se encontraban difuminadas alrededor de mí (y de mis circunstancias -no sé si digitales o no-) y de las que no tenía muy clara su función. 

Para conocer todas estas cosas me apunté al MOOC sobre difusión científica que os he comentado porque necesitaba encontrar claves para llegar al público. A pesar de que somos distintos tipos de científicos, yo tiro más hacia la hermenéutica, incluso el posmodernismo, y los profesores del curso son de ciencias puras (como suele decirse) la (dificultad de) difusión del conocimiento es la misma para ambas ramas. Si para la gente que no investiga es aburrida la explicación tradicional de la estructura de una molécula, qué os voy a contar sobre el atractivo de la concepción de las Naciones Unidas o las relaciones internacionales de China con África (dependiendo de quién sea el interlocutor, una ponencia sobre estos temas puede llegar a ser hipnótica, incluso). 

Nosotras también publicamos en revistas especializadas, pero queríamos divulgar nuestros resultados en un espacio propio en el que sentirnos libres de temáticas, normas de estilo o actitudes y comentarios políticamente correctos. Ya escribí una tesis, ahora me toca divulgarla; y si es a la ciudadanía, mejor que mejor. 

¡Divulguemos! ¡Divulguemos para todo el mundo! ¡Divulguemos de manera cotidiana y compartamos conocimiento con la gente! Rompamos la brecha que durante siglos ha mantenido separados a lxs científicxs (sociales) de la sociedad porque nos nutrimos lxs unxs de lxs otrxs. Así que: manos al Twitter!! 

Nos vemos en las redes…

lunes, 22 de abril de 2013

Sobre terrorismo: EEUU e Iraq.

Por Angie Larenas

Después de la súper-refrescante entrada de Nerea del miércoles pasado, volvemos sobre un tema bastante serio e incómodo (que esperamos ir intercalando con otras entradas refrescantes…). 

Hace pocos días pudimos ver en las noticias de todos los medios de difusión el atentado ocurrido en Boston, EEUU. Se trató de una acción terrorista en la que explotaron dos bombas, tres personas murieron y más de 150 resultaron heridas. Un hecho preocupante por donde quiera que se mire. 

Durante toda la semana hemos tenido fácil acceso a información sobre cómo se han sucedido los acontecimientos después de la explosión: la evolución de los heridos, las palabras del Presidente Obama, las especulaciones sobre a quién adjudicarle el atentado, las fotos y videos difundidas por el FBI, el sentimiento anti-árabe, la investigación del FBI, la persecución de dos sospechosos, la muerte de uno de ellos, la “caza” del otro, la captura… y así continuaremos. 

Información ha habido, y mucha. Pero ¿qué sabemos sobre el último atentado ocurrido en Iraq? Intento recordar y ni siquiera se me ocurre cuándo pudo haber sido ese atentado. Pues bien, busco información y encuentro que el: 

- 18 de abril: 27 personas murieron y cerca de 50 resultaron heridas por la explosión de una bomba en un centro comercial. 

- 15 de abril: Más de 30 personas murieron y cerca de 300 fueron heridas por la explosión de bombas y ataques armados en varias ciudades. 

- 6 de abril: 25 personas murieron y más de 60 resultaron heridas por el lanzamiento de una granada y un ataque suicida. 

Estamos hablando solo de los ataques del mes de abril ¿Pero por qué no sabemos más sobre lo que pasa en Iraq? ¿Por qué no nos interesamos ni nos alarmamos con Iraq tanto como lo hacemos con EEUU? 

Según el Índice Global de Terrorismo de 2012 (Institute for Economics and Peace, IEP, Sydney y New York), en el que se contabilizaron todos los atentados considerados terroristas por el IEP entre 2003 y 2012 (no incluye el terrorismo de Estado), Iraq ocupa el primer lugar en el ranking (EEUU está en el lugar 41 y el Estado español en el 45). 

La violencia actual en Iraq es el resultado de una serie de factores vinculados a la invasión estadounidense. La imposibilidad de controlar la violencia tiene lugar en un país donde se ha violentado de manera radical la vida de las personas: social, cultural, política y económicamente. En los últimos meses se ha visto un recrudecimiento de la violencia, relacionada con las elecciones locales que se celebraron el pasado 20 de abril. 

Pero volviendo al tema, con el ejemplo del atentado en Boston y los atentados en Iraq, lo que quiero ilustrar es que es distinto el rasero por el que medimos la relevancia de los acontecimientos. Sin restar la importancia que tiene una acción terrorista como la de EEUU, porque murió gente, porque se atemorizó, por las consecuencias que puede traer en materia de seguridad y reducción de libertades, por la exacerbación de la xenofobia, etc., sí que quiero remarcar que ni para los medios, ni para nosotras y nosotros los “occidentales”, es lo mismo un hecho terrorista en Iraq que en EEUU. 

Iraq es un país lejano cultural, política y geográficamente. No nos identificamos con lo que allí ocurre como nos identificamos con lo que ocurre en EEUU. Los medios de difusión reflejan a la perfección esta dicotomía y la profundizan. Si vemos llorar a la gente entre escombros y polvo en Boston es terrible, pero si vemos llorar a la gente entre escombros y polvo en Bagdag es un poco “el pan de cada día”. 

Vivimos en un único mundo y a veces lo repetimos hasta el cansancio, pero no actuamos en consecuencia. Y el tratamiento de los medios sobre hechos como este, así como el interés que le prestamos es un claro ejemplo de ello. 


Más información en:



martes, 16 de abril de 2013

¿Y tú qué haces? ¡Ah, ya! ¿Y para qué sirve?

Por Nerea Azkona

Soy antropóloga en el Estado español (es muy importante la localización, ya que ser antropólogo en México, por ejemplo, tiene mucho más prestigio social). No sé muy bien qué es lo que hizo que tomara esa decisión en su momento. Yo quería ser investigadora, y la antropología me abría el camino hacia el sueño que quería cumplir. Ahora bien, ¿exactamente qué soy? ¿Antropóloga? ¿Licenciada en antropología? ¿Investigadora? ¿Becaria de por vida? ¿Precaria? ¿Todóloga (= que se atreve con todo)? Quién sabe… Yo, al menos, no tengo ni idea. 

A continuación os reproduzco una conversación ficticia, que podría suceder en cualquier momento (si no es que ha pasado ya) aquí (Bilbao) y ahora (2013). Con esto quiero decir que hay que contextualizar dónde me encuentro: en un país sin pueblos originarios (creo que los vascos no entramos en esta categoría); y sin tradición colonial relacionada con África durante el siglo pasado (dicho así, suena fatal; porque el imperio español se construyó colonizando todo lo que pilló; pero me estoy refiriendo a la diferencia que existe, respecto a la disciplina de la antropología, con otros países europeos que contaban con cantidad de colonias en África en el siglo XX, sobre todo, Inglaterra y Francia, ya que el auge de la disciplina coincidió con este periodo, que el Estado español vivió más de soslayo). 

Y la conversación sería la siguiente: 

- ¡¡Hola!! ¡¿Cuánto tiempo?! ¿Qué es de tu vida? 

- ¡Todo muy bien! ¿Y tú? ¿Te fuiste a Madrid a trabajar, no? 

- ¡Sí! Hice periodismo y me coloqué en Madrid. Llevo seis años trabajando en una agencia y estoy muy contento. ¿Y tú? 

Respiro tranquila y pienso qué contestar. Si quiero entretenerme mucho dando explicaciones o si le digo que soy profesora y cruzo los dedos para que no me pregunte de qué. Al final opto por el camino de las explicaciones, que normalmente no llega a ningún sitio. 

- Pues, yo trabajo como investigadora… 

- ¿Eres científica? 

- Eh,… ¿me preguntas si pruebo vacunas? 

- Sí 

- Pues no, entonces no soy científica. Para ser más exactos soy hermeneuta, ¿cómo lo ves? 

Este es el momento de la conversación en la que comenzamos a ir hacia un bar. Necesitamos una caña para la explicación y un martini para tragarla. Y seguimos con el tema: 

- A ver, lo que quiero decir es que no me dedico a las ciencias puras, soy investigadora en ciencias sociales. 

- ¡Ah! ¡Haces estudios de mercado! Ya… 

- No, no, no. ¡Tampoco! 

- ¿Pues qué? 

- ¡Soy antropóloga! 

- Eh… 

Cri cri cri. 

Después de pensarlo bien el interlocutor reacciona: 

- ¿Cómo Indiana Jones? 

Si me dieran un euro por cada vez que he escuchado esto, no tendría que pedir becas… Enciendo el “modo de ironía” y contesto que sí, que soy como Indiana Jones pero sin látigo. Que mi vida es trepidante. Acto seguido, ya con el martini a medio terminar y con vistas de pedir otro, matizo que trabajo en investigaciones relacionadas sobre todo con las migraciones, la discriminación, la escuela, el desarrollo sostenible y la cooperación internacional. Y que lo que nos diferencia de otras ciencias sociales es el método y el enfoque, aunque a día de hoy todo es muy permeable y las disciplinas se mezclan y los métodos también. Continúo con la charla: 

- Trabajo en el Departamento de Derecho Internacional Público, Relaciones Internacionales e Historia del Derecho de la Universidad. 

- ¡Madre mía! ¡Qué largo! ¿Y allí están los antropólogos? 

- Pues no. Soy la única. Está lleno de juristas, la verdad. 

- ¿Y qué haces allí? 

- Pues no sé. La tesis. ¡Eso hago! 

- ¿Pero estudias o trabajas? 

Este momento siempre llega. Tarde o temprano esta pregunta sale. Al principio me encabronaba, ahora me descojono. No hay más, al mal tiempo buena cara. Pido otro martini y sigo con mis explicaciones: 

- Me pagan por hacer una investigación, lo cual requiere estudio, y solucionar algo, o por lo menos hacer alguna recomendación,… 

- ¿Y por eso te pagan? 

A mi interlocutor se le salen los ojos de las cuencas de la sorpresa y a mí la vena del cuello se me hincha hasta el punto de que se pueden contar las pulsaciones que tengo por minuto. Respiro hondo, pienso que no es culpa del pobre hombre que tengo delante y prosigo: 

- Sí, me pagan, pero si te sirve de consuelo está muy mal pagado, por lo menos en este país. 

- ¡No, mujer! ¡No quería decir eso! 

- ¡Pero si tienes razón! A mí me pagan por leer y escribir. Podemos brindar por ello,.. 

- ¡Claro! ¿Y cuánto tiempo llevas haciendo la tesis? 

Maldita pregunta… 

- Tres años y medio. La acabo este año y en total habré estado cuatro años de mi vida con ella a muerte. 

- ¡Vaya! Eso es mucho tiempo… 

- Dímelo a mí, que durante todo eso tiempo a penas he podido pensar en otra cosa,… 

- ¿Y en qué vas a ser doctora? ¿En antropología? ¿En derecho? ¿En qué? 

- Bueno… no. En Estudios Internacionales… 

Cuando ya estaba el interlocutor casi convencido de que lo que hago es importante, que merezco el dinero que gano, que puedo ayudar a que las cosas vayan mejor con mis investigaciones… le confirmo que voy a ser doctora en algo (porque él aún no sabe que las Relaciones Internacionales son una disciplina) que no tiene ni puta idea de qué es. Esta vez es él el que pide el siguiente trago, y continúo con la conversación (que a este paso va a acabar con nuestros hígados y con un resacón de escándalo). 

- A ver, ¿cómo te explico? ¿Tú ves Juego de Tronos

- Sí. 

- Pues yo sería la mejor “Mano del rey”, incluso la mejor reina… 

- ¿Perdona? 

- ¡Sí! Nosotras estudiamos, comparándolo con la serie, los distintos reinos; las relaciones entre ellos; si colaboran o tienen conflictos; los entresijos de las negociaciones; las traiciones… esas cosas… 

Este es el momento en el que la otra persona quiere ser como tú. Sé le nota en la mirada (¿o es el vino?). Se entusiasma. Le encanta la idea, y te pregunta y te repregunta y te pide el teléfono y el facebook, y todo lo que se le ocurre. ¡No quiere volver a perder el contacto con una posible “mano del rey” nunca más! 

- ¡Ah! Pues dime: ¿Cuál crees que va a ser el próximo paso de los Lannister? ¿Se van a quedar con el Trono de Hierro o los Stark tienen alguna posibilidad? 

Mientras el otro está entusiasmado pensando en que tiene una nueva amiga que estudia las conspiraciones entre reinos imaginarios, tú (y tus chelas) piensas: Siete años de trabajo en dos universidades; publicaciones; ponencias; papers; investigaciones; el DEA; la tesis… y la gente sólo se emociona cuando le dices que tu vida es como vivir en un juego de tronos eterno… Bueno, pensándolo mejor, es una suerte. Yo contenta con mi explicación y el otro feliz con lo que podría llegar a ser si viviera en un mundo que no existe. Pero para mí es la mejor descripción. De hecho, ¿habéis visto alguna vez El Señor de los Anillos con una analista del sistema internacional? Deberíais… los comentarios no tienen desperdicio. 

¡Arriba las ciencias sociales!

domingo, 14 de abril de 2013

Primera práctica de externalización entre el Estado español y los países de África Occidental: Los acuerdos de nueva generación

Por Nerea Azkona 

El Estado español tiene seis únicos acuerdos de nueva generación. Éstos están firmados con países de África Occidental (Cabo Verde, Gambia, Guinea, Guinea Bissau, Mali y Níger) y se negociaron y suscribieron a lo largo de la ejecución del I Plan África (2006/2008) y durante el primer año de su continuación, el II Plan África (2009/2012). Estos acuerdos son, en la práctica, una parte esencial de la política de externalización de la frontera sur en los países de origen y tránsito de las migraciones subsaharianas. 

Con anterioridad a estas fechas el Estado español ya había suscrito acuerdos migratorios con algunos países centrados en la readmisión de personas en situación irregular por sus países de origen (Nigeria y Mauritania), que se reactivaron durante lo que la prensa denominó “la crisis de los cayucos”, en el verano de 2006. El acuerdo en materia migratoria firmado entre España y Mauritania contempla incluso la readmisión de nacionales de un tercer Estado que han estado en tránsito por el país. 

No obstante, durante la vigencia del I Plan África el Estado español dejó de tratar la readmisión como herramienta aislada de la gestión de los flujos migratorios y buscó una mayor “colaboración” con los países de origen y tránsito de las migraciones mediante la creación de una red de Acuerdos Marco de Cooperación Migratoria y de Readmisión con los países subsaharianos más relevantes -geoestratégicamente hablando-. 

Los acuerdos específicos de readmisión tienen como finalidad fijar las pautas normativas a la readmisión y al tránsito de personas en situación irregular. En cambio, los acuerdos marco de cooperación en materia migratoria están más acorde con las orientaciones de la política exterior española y comunitaria desarrolladas actualmente con los estados africanos, ya que parten de la política exterior para terminar en la política interior. 

De hecho, estos últimos están inspirados en el enfoque global adoptado por la UE de la inmigración como factor positivo de desarrollo y, por consiguiente, la readmisión deja de tratarse como una herramienta aislada de la gestión de los flujos migratorios. Los acuerdos marco no son de readmisión en sentido estricto, sino instrumentos internacionales que parten de la consideración de la gestión de la inmigración como una responsabilidad que debe ser compartida entre los países de origen, tránsito y destino, sin perder de vista los vínculos positivos y las sinergias que existen entre las políticas de emigración y de desarrollo. 

Sin embargo, al igual que ha ocurrido en Europa, su foco está, en la práctica, en el control de la migración irregular, ocupando el lugar central en la política migratoria comunitaria y española. Estos acuerdos tienen como finalidad combatir y mitigar los flujos migratorios irregulares mediante la cooperación internacional a través de la conclusión de acuerdos bilaterales de cooperación migratoria y de readmisión con los países de origen o de tránsito de los inmigrantes irregulares. Esta es la clave. Los acuerdos de nueva generación reflejan la apropiación e instrumentalización del término cooperación por parte del Estado español. 

Son instrumentos legales que se componen de dieciocho artículos comprendidos en ocho capítulos, precedidos de un preámbulo, donde aparece mencionado el enfoque global, el asociacionismo, la corresponsabilidad, e incluyen un anexo relativo al procedimiento y garantías para la readmisión de personas que otros acuerdos anteriores no incorporaban. Recogen en su Artículo 12 un seguimiento regular a través de las comisiones mixtas que se reúnen, en principio, cada año. Incorporan, asimismo, disposiciones de lucha contra la inmigración ilegal, readmisión de inmigrantes en situación ilegal, incorporación de trabajadores del Estado con quien se firma el acuerdo al mercado de trabajo español, integración de los inmigrantes en la sociedad de acogida y potenciación de los vínculos entre la inmigración y el desarrollo. 

Si bien la salvaguarda y garantía de los derechos fundamentales de las personas inmigrantes extranjeras que se encuentren bajo jurisdicción de un Estado es unos de los aspectos más preocupantes que plantea la aplicación de los acuerdos en materia migratoria. A partir de 2003 se incluyó la garantía de los derechos humanos en los acuerdos. A pesar de que este anexo se encuentra en cada uno de ellos, ha habido estudios e investigaciones que sacaban a la luz prácticas de los gobiernos africanos que hacían caso omiso a estos compromisos, abandonando a inmigrantes subsaharianos en el desierto o reteniéndoles en condiciones insalubres en los centros de detención. 

Aunque los acuerdos de nueva generación con estos países contemplan una cooperación migratoria amplia que pudiera incluir la cooperación al desarrollo, el hecho es que los acuerdos bilaterales firmados ofrecen pequeños e inconcretos cupos de trabajadores legales y de ayuda al desarrollo “a cambio” del compromiso de contener la emigración ilegal y la aceptación de repatriaciones de nacionales y de personas de terceros países que han pasado por allí en su ruta migratoria. Es por esto que podemos hablar de que lo que brinda España a estos países es una “cooperación condicionada”.

domingo, 7 de abril de 2013

Cuartas pinceladas: Revolución y mujeres en Cuba.


Por Angie Larenas

Hace algún tiempo me vengo preguntando sobre la existencia o no de un movimiento feminista en Cuba. Algunas evidencias he encontrado sobre agrupaciones de mujeres que actualmente trabajan de manera independiente y algunas tesis tengo sobre el tema. Pero para comprender esta realidad y la(s) situación(es) de las mujeres en el país, hay que ir un poco más atrás.

Es de sobra conocido que la revolución de 1959 significó un punto de ruptura en la historia cubana. Antes del triunfo revolucionario existía un movimiento feminista, cuya evidencia está recopilada en investigaciones de historiadores e historiadoras que se han dedicado a seguir las huellas de la lucha por la resistencia y la liberación de las mujeres en Cuba (ver: http://feminismocuba.blogspot.com.es/). De hecho, hace pocos días, el 1 de abril, se conmemoraba el 90 aniversario del Primer Congreso Nacional de Mujeres de Cuba. Uno de los temas principales del Congreso, como era de esperar en 1923, era el del sufragio femenino.

Considero que el movimiento de mujeres, del que formó parte ese Primer Congreso, se convirtió en la base social para los cambios tan profundos que traería el impuso revolucionario de 1959 en relación con las mujeres. Temas relacionados con la incorporación de las mujeres al mercado laboral, la familia, la igualdad de derechos, etc., fueron incorporados a los cambios revolucionarios que se sucedieron en Cuba en la década de 1960. Sin embargo, fue la misma revolución, con su amplitud y profundidad, la que sentenciaría al movimiento feminista cubano.

Me explico. Con el triunfo de la revolución se produjo un proceso de reinstitucionalización de las organizaciones de la sociedad civil, el que desembocaría en un partido político único, una organización universitaria única, una organización de jóvenes única… y una organización de mujeres única: la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fundada en 1960. Se suponía que cualquier demanda femenina, feminista, de mujeres, debía ser canalizada a través de las instancias oficiales de la FMC. Como dato decir que la FMC estuvo dirigida por la misma persona, Vilma Espín, desde su fundación y hasta la muerte de esta en 2007.

La FMC pudo ser muy revolucionaria en sus inicios, como lo fue también la revolución antes de convertirse en La Revolución Cubana. Pero con el paso del tiempo, la falta de cambios, la rigidez institucional, la implantación del pensamiento único, la FMC se convirtió en una organización tradicional y conservadora.

Y más allá de la FMC, la propia institucionalización de los cambios sociales ha fracasado al no revertir la situación de desventaja social de las mujeres en Cuba a 54 años de la revolución. Porque los cambios fueron, sobre todo, de organización, pero no de mentalidad. Por poner solo un ejemplo, la incorporación de las mujeres al mercado laboral tuvo muchos significados positivos, pero no significó la incorporación de los hombres al trabajo reproductivo, que continuó y continúa en manos de las mujeres.

Antes de la crisis de principios de la década de 1990 Cuba contaba con una red de escuelas infantiles y de centros para personas adultas que matizaba esta realidad. Pero la crisis puso en evidencia una problemática que no había desaparecido y que se agudiza por el proceso de envejecimiento poblacional. El tema del trabajo reproductivo continúa sin apreciarse en su justa medida más que por los y las especialistas que se implican en su denuncia.

Algo similar ocurre con la violencia hacia las mujeres. Siempre recuerdo un dicho muy común en Cuba: “entre marido y mujer, nadie se puede meter”… La cultura del silencio impera. También en materia de violencia machista.


Más información en:





Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades

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