lunes, 10 de febrero de 2014

El VIH/SIDA y el trinomio seguridad-salud-desarrollo.


Por Angie Larenas

En septiembre de 2000 los principales líderes mundiales se reunieron en la llamada Cumbre del Milenio. Allí definieron ocho objetivos concretos para avanzar a favor de la paz, los derechos humanos, la gobernabilidad, la sostenibilidad ambiental, y la erradicación de la pobreza; para promover los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad. El objetivo número seis hacía referencia directamente a la necesidad de combatir el VIH/SIDA, junto al paludismo y otras enfermedades. De este modo, el VIH/SIDA pasaba a formar parte de la agenda mundial vinculada al tema de la seguridad y el desarrollo.

El VIH/SIDA se ha expandido por el mundo a gran velocidad, pero no al azar. El gráfico nº 1 muestra la prevalencia de la enfermedad globalmente. Se percibe con claridad que la zona por donde más se ha extendido se corresponde con los territorios más empobrecidos del mundo, como África Subsahariana.


Gráfico nº 1: Cantidad estimada de personas viviendo con VIH, 2012.


Fuente: ONUSIDA 


Existen elementos que han facilitado la emergencia de la enfermedad y que pueden ser analizados desde las ciencias sociales: la urbanización, la pobreza, los cambios en los estilos de vida, el incremento de consumo de drogas intravenosas, etc. En gran medida las desigualdades sociales han dado forma a la propagación del virus, y también al curso de la enfermedad en las personas afectadas. 

En un contexto como este es especialmente importante estudiar la enfermedad, su prevención y su control. Una opción es analizarla como parte del trinomio seguridad-salud-desarrollo. Pero ¿cómo se vincula la salud a la seguridad y al desarrollo? Lo primero es que hay que ampliar y profundizar el campo de análisis de ambos conceptos

Las personas experimentamos la inseguridad desde diversos ámbitos. La amenaza de la guerra –como apuntaba el concepto tradicional de seguridad, aquel que enfoca su atención hacia el Estado y su defensa a través de la militarización- puede ser uno de ellos, pero la pobreza, la falta de oportunidades y de condiciones óptimas para la salud, lo son también. Por lo tanto, la seguridad es un concepto multidimensional y sus dimensiones interactúan. 

Más concretamente, la manera en que el VIH/SIDA se ha extendido sobre el mundo se puede explicar también a partir de la interrelación de variables como la pobreza, la desigualdad sexual, la violencia, etc., elementos que a su vez inciden sobre las condiciones de inseguridad del mundo en que vivimos. En este sentido es preciso considerar que la protección sanitaria mundial es interdependiente, que hay países con sistemas epidemiológicos muy fuertes y otros muy débiles, y esto no es natural.

El carácter social de estos procesos ha ayudado a que en materia de desarrollo se haya llegado a un cuestionamiento de aquellas visiones que ponían el centro de atención en el crecimiento económico y que analizaban el desarrollo desde una perspectiva evolucionista. De este modo, la ampliación y profundización del concepto de desarrollo desvía la atención hacia sus dimensiones sociales: oportunidades, empoderamiento, derechos humanos, género y medioambiente, son algunas de ellas.

Entonces, el trinomio seguridad-salud-desarrollo forma una relación dialéctica y compleja que implica la convergencia de temas diversos y que demanda soluciones desde los niveles macro y microsociales, desde las entidades comunitarias, hasta los Estados y el sistema internacional. Solucionar el problema de la incidencia del VIH/SIDA requiere de la acción global, pero no solo de acciones en materia de salud, sino también sobre el desarrollo y la seguridad. 

Con la interrelación entre estos elementos salta a la vista la necesidad de establecer una complementariedad entre políticas en el marco de la salud. Esta centralidad inserta a la salud en la lógica de los derechos humanos y de la satisfacción de necesidades básicas, e incide en las capacidades y las libertades de las personas. Sin embargo, va más allá del ámbito de lo individual y de lo estatal para integrar la dinámica de las relaciones internacionales donde la problemática del desarrollo y de la seguridad es fundamental.



Para mayor información ver:

FARMER, P., “Desigualdades sociales y enfermedades infecciosas emergentes”, en Papeles de Población, nº 23, enero-marzo de 2000, pp. 181-201.

SUTCLIFFE, B., “El virus de la Inmunodeficiencia Humana y sus colaboradores”, en Cuadernos de trabajo de Hegoa, nº 45, julio de 2008, pp. 17-67

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