lunes, 9 de junio de 2014

Sobre la monarquía. El peso del simbolismo o el anacronismo institucional.



Por Angie Larenas

La abdicación de Juan Carlos de Borbón, Rey de España, el pasado 2 de junio, ha generado la coyuntura perfecta para que se instaure públicamente el debate sobre el futuro de la monarquía. En efecto, desde ese día se han venido sucediendo manifestaciones que abogan por su fin. 

Básicamente, lo que piden numerosas organizaciones sociales, partidos políticos y ciudadanos y ciudadanas, es que los pueblos del Estado español puedan decidir en referéndum si desean continuar con el sistema monárquico actual o cambiar el curso de la historia e instaurar la III República. 

La monarquía es un objeto anacrónico en una sociedad democrática. Así lo veo yo. Representa lo más arcaico de la política. Además de que es injusto que en el mundo actual una persona goce de todos los privilegios solo por pertenecer a determinada familia, y que además sea venerada por ello.

Es cierto que la función del Rey es fundamentalmente simbólica porque su poder se encuentra muy limitado por la Constitución. Pero, ¿qué necesidad hay en el contexto actual de dilatar la existencia de una institución cuyo peso es puramente simbólico? O más, ¿por qué perpetuar la existencia de una institución que ha caído en el descrédito social por su falta de transparencia, escándalos de corrupción, distanciamiento de la base social, etc.?


Fuente: Viñeta de Manel Fontdevila (portada censurada de El Jueves)


Durante décadas la legitimidad del Rey ha descansado, en gran medida, en su figura como “artífice de la transición a la democracia”. Pero ¿de qué legitimidad goza Felipe VI? Su figura necesita su propia construcción legitimadora que haga olvidar un poco el desencaje social de una institución inmóvil y anacrónica, y resalte su valor simbólico. He aquí, en mi opinión, el gran desafío de la monarquía.

Por otro lado, quienes abogan por un cambio y por la alternativa republicana se enfrentan a una realidad. La potestad para decidir sobre la posibilidad del referéndum la tienen las Cortes Generales. Pero, como ya sabemos, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE) han dado su apoyo a la sucesión monárquica, y ambos partidos, por ejemplo, ocupan 266 de los 350 escaños del Congreso de los Diputados, lo que hace muy difícil que salga adelante dicho referéndum. 

Esta realidad hace más necesaria la movilización popular como elemento de presión para lograr ese referéndum. 

Y les dejo aquí, con el Art. 92 de la Constitución:
  1. Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos
  2. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados
  3. Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución.

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