Por
Tamara Lucarini
Licenciada
en Ciencias Políticas y de la Administración (EHU/UPV)
Master en
Estudios Feministas y de Género (EHU/UPV)
Por
Carlos Pulleiro
Investigador pre-doctoral en
Estudios Internacionales (EHU/UPV)
Situación económica del baloncesto femenino
(continuación)
El sacrificio y el amor al deporte es lo que hace
que las jugadoras continúen. Ainara recuerda, “el año pasado que íbamos a jugar
por ejemplo a Barcelona -ir, jugar y volver en una furgoneta- era una paliza.
Las americanas se sorprendían: «¿8
horas en una furgoneta, juego y luego vuelvo?» Igual alguna lo rechaza pero aquí no se ha dado”. Miren recalca que
“ahora, tal y como están las cosas, las
jugadoras miramos más si se nos paga a fin de mes que las condiciones de viaje
o la comida -un bocata en lugar de un menú-. Lo haces, te molesta en el
momento pero lo haces, preferimos cobrar a fin de mes. Pero no solo nosotras
sino todo el mundo”.
Y es que no se puede obviar que la crisis ha
afectado enormemente al mundo del deporte, especialmente al femenino, como
muestra la desaparición del Ros Casares en 2012 (el equipo de baloncesto
femenino más laureado de España, ganador de 8 de las últimas 12 ligas que
disputó y que en su último año se alzó con la Euroliga). “Un equipo referencia
para muchos clubs desaparece cuando ha quedado campeón de Europa. Que
desaparezca un club así y que nadie haga nada para que no desaparezca...”
Ainara lo compara con la situación del Bilbao Basket donde “la Diputación ha
hecho todo lo posible para que no desaparezca. Sí que se ve diferencia, pero en
general ha bajado todo. Hay muchos equipos que no pagan, jugadoras que se van
de equipos sin haber cobrado lo que se les debe.”
Ambas recalcan que a diferencia de otros países, en España “económicamente el baloncesto femenino
está muy mal. Hay jugadoras que están
jugando sin cobrar”. Mientras, en Turquía o Corea del Sur las jugadoras gozan
de una situación privilegiada: “Las noticias que tenemos -sobre una
ex-compañera- es que le suben el desayuno, la comida, lo que quiera al
apartamento. Tienen un apartamento para ellas solas, un chofer, el sueldo es 10
veces más de lo que cobraba aquí. Al final claro que se ven diferencias, mucha
gente se está yendo a jugar allí”. La emigración deportiva femenina no es
exclusiva del baloncesto, también sucede en el futbol o en el balonmano, por
ejemplo.
No
obstante, las dificultades no son las mismas para todos los equipos. Dentro de
la lógica competitiva los que más destacan suelen ser aquellos que más
presupuesto manejan. Así, frente a los aproximadamente 200.000 euros de
presupuesto del Ibaizabal de esta temporada, el Perfumerías Avenida de Salamanca
cuenta con el doble, en torno a los 400.000-500.000€ y que es solo la mitad de
los 900.000€ de presupuesto de la temporada anterior. Así, la crisis está
generando una igualdad económica a la baja en los equipos y a pesar de esta tendencia,
las jugadoras del Perfumerías o el Rivas Ecópolis de Madrid (reciente campeón),
continúan cobrando más que las jugadoras mejores pagadas de la gran mayoría de los
equipos de la liga.
En estas
dificultades económicas tampoco hay que perder de vista que el baloncesto es
uno de los deportes que cuenta con más seguidores en el Estado, por lo que
dentro de la discriminación hacia el deporte femenino el baloncesto no sale tan
mal parado. En este sentido Miren recalca que “puede haber una gran espadachina,
pero estoy segura de que no va a tener las mismas oportunidades, ni el tirón
que vayamos a tener nosotras. En el masculino hay diferencias entre deportes,
en el femenino también”.
Miren
Agirregoikoa (de rojo), autor: Carlos Bernad
Responsabilidad
ante la desigualdad en el deporte
El
Ibaizabal femenino, que también cuenta con secciones masculinas, se establece
como la punta de lanza del club y reciben un trato como tal. El equipo
masculino es consciente de que están en una categoría inferior. “Es una
realidad, no es que estemos en la misma categoría y se nos apoye más, es que
por narices tenemos que tener más apoyo nosotras. Nos llevamos muy bien,
algunos chicos vienen a entrenar con nosotras”.
En el
baloncesto esta situación es excepcional, ya que solo el Sedis Basquet cuenta
también con categorías de ambos sexos, y en la ACB los equipos no cuentan con
secciones femeninas en sus organigramas, lo cual contribuye a distanciar aún
más la liga masculina y la femenina. Como se ha expuesto recientemente en un
artículo de Ana Requena, el Real Decreto de Federaciones
Deportivas de 1991 afirma que "no podrá existir más que una liga
profesional por cada modalidad deportiva y sexo en el ámbito estatal". Es
decir, que se anula la posibilidad de
que exista una liga profesional por cada sexo, primando las ligas masculinas y
dejando en la cuneta a las femeninas, en la que las garantías para con las
jugadoras son claramente inferiores.
Ante la
ruptura entre el deporte femenino y masculino en todos los niveles (normativa,
económica, mediática…) es necesario plantear quién ha de contribuir a remediar
esta situación. En primera instancia las federaciones deportivas que deberían
ser las principales interesadas e impulsoras de las medidas para favorecer la
igualdad en el deporte, no se implican adecuadamente en promover el deporte
femenino. Por ejemplo en el baloncesto, económicamente lo primero de todo es el
aval a pagar para la federación, siendo ésta indiferente ante las deudas que
puedan tener esos clubs con las propias jugadoras o las agencias de viajes.
Asimismo,
el Real Decreto de 1991 que condiciona la profesionalización del deporte
femenino, no tiene una contestación activa por parte de las propias
federaciones. Tampoco es equiparable la promoción o difusión del deporte
femenino al masculino. En Euskadi, por ejemplo, se ha podido ver cómo la
sección masculina se marchaba a jugar a Argentina en 2011, mientras la
selección femenina se quedaba en el Estado español tras prometerlas un viaje al
exterior. Las jugadoras evidentemente protestaron y el año pasado acabaron disputando
un partido en Senegal.
Pero la
desigualdad en el deporte no es un asunto exclusivo de las federaciones. La
capacidad de obligar a éstas a aplicar políticas deportivas de igualdad reside también
en los poderes públicos y no se está viendo ninguna voluntad al respecto.
Tampoco estos organismos ejercen su papel de difusión al ignorar los medios de
comunicación públicos la existencia del deporte femenino, que no rompe con el “TV
Sport System” del que se ha hablado en la primera parte del artículo. El manejo
de los horarios y la cobertura en los noticiarios y programas
deportivos públicos continúan con el arrinconamiento mediático del deporte
femenino al igual que sucede en las cadenas privadas.
En
definitiva, los medios de comunicación del Estado no ejercen la función de
servicio público al cual están destinados. Ainara comenta al respecto: “Al
final es lo de siempre ¿Cuánta gente ve un partido de baloncesto femenino y cuánta
ve un partido de ACB? Mucha gente lo hace -ver baloncesto femenino- y por ello
estamos aquí, pero ¿Cuándo lo dan? Es
todo dinero por el que se vea más el futbol masculino ¿Cuándo lo dan? Pues
un viernes o un sábado a las 8 de la tarde. Femenino, un domingo a las 12 de la
mañana”.